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Insulinas modernas, ¿cuándo y cómo utilizarlas?

Desde el descubrimiento de la insulina en 1921 el salvar la vida de un paciente diabético insulino dependiente se convirtió en una meta lograda y el acomodar el tratamiento al estilo de vida del paciente una prioridad.

El comprender la fisiología de la secreción natural de la insulina determinó un nuevo reto para la industria farmacéutica(1)

En 1970 las insulinas humanas recombinantes daban la oportunidad de ofrecer menos reacciones alérgicas y más opciones de combinacion.

El reto de simular la secreción fisiológica continuó, ya que las preparaciones disponibles no semejaban el perfil fisiológico básico de secreción.

En 1990 e inicios del siglo XXI llegan los análogos de insulina humana con mayor similitud al concepto basal/prandial (2)

El propósito de crear nuevas insulinas permitió que se pudieran hacer más combinaciones entre ellas, permitiendo una mejor cobertura que disminuyeran los cuadros de reacción alérgica al mejorar su estructura molecular, así como permitir perfiles más planos de acción con controles por más de 24 horas en las insulinas basales, permitiendo un mejor perfil de seguridad al evitar los cuadros de hipoglicemia diurna y nocturna, menor variabilidad entre días de aplicación y mayor flexibilidad en los horarios de administración.

De esta manera la aceptación por parte del paciente para el inicio e intensificación de la insulina ha sido cada vez mejor.

Menos efectos secundarios, mejor control glucémico ha permitido que el paciente tenga más apego al tratamiento y menos abandono del mismo. 

Un análogo se refiere a algo que es similar a otra cosa. Por lo tanto, los análogos de la “insulina” se diseñaron para imitar el patrón natural del cuerpo de liberación de la misma.

Estas insulinas fabricadas sintéticas se llaman análogos de la insulina humana.

Sin embargo, tienen cambios menores estructurales o en los aminoácidos que les dan características deseables especiales cuando se les inyecta debajo de la piel.
Una vez absorbidos, actúan sobre las células como la insulina humana, desde el tejido graso de forma más predecible. (4)

 

Entonces al analizar la pregunta:

Análogos de insulina ¿cuándo y cómo utilizarlos? la respuesta nos es más clara.

1. Cuando queremos tener un mejor perfil de seguridad en nuestro paciente.

2. Cuando el riesgo de presentar una hipoglicemia sea de mayor importancia que el tener una HgA1c en meta.

3. En pacientes en donde el uso de insulinas humanas, dé mayor problema por el descontrol glicémico secundario a la variabilidad del perfil propio de la insulina y no logremos alcanzar la meta.

4. Cuando deseamos que el paciente este más empoderado de su enfermedad y control de la misma.

Esto lo logramos si el paciente está más cómodo y seguro con su tratamiento, el uso de insulinas análogas, le da más libertad al paciente, al ser está más amigable al momento de ser administrada.

5. En pacientes de edad avanzada con tasas de filtración glomerular disminuidas.

Y así la lista puede continuar, el beneficio de utilizar una insulina análoga supera por mucho el uso de una insulina humana, por su estabilidad, control glicémico a largo plazo y comodidad para el paciente.

Bibliografia

1. Rodriguez G Insulinoterapia. Rev Med Hered 14 (325-327)

2. Pendergrass M diabetes: a special issue. Nature Clinical Practice: endocrinology and metabolism 2007 ; 3:1

3. UNESCO El descubrimiento de la insulina y su impacto en el mundo, patrimonio documental propuesto por Canada y recomendado para su inclusion en el registro de Memoria del Mundo 2013

4. diabetesteachingcenter@ucsfmedctr.o 

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