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Aprendiendo a amarme

A través de la historia de la humanidad, se ha hablado, cantado y escrito tanto sobre el amor… y es que es un sentimiento inherente al hombre, una experiencia de vida de todo ser humano, una necesidad.

Leemos sobre amor en la familia, sobre amor al prójimo, amor al necesitado, amor a la creación, en fin… sin embargo poco sabemos del amor hacia nosotros mismos.

¿Quién puede dar de lo que no tiene?

¿Quién puede estimar al otro sanamente sino se estima a sí mismo?

¿Quién puede valorar si no sabe de su propio valor?

Y ¿así podría si a temprana edad no lo hicieron?

Déjeme darle la buena noticia: Dios nos amó primero desde antes, desde siempre y cuando experimentamos esta sensación de sentirnos amados, comienza un efecto de cascada que nos lleva a una vida de plenitud.

Aprendiendo a amarme

Voy a explicarle de qué se trata este efecto de cascada del que le hablo.

Como consecuencia empiezo a sentirme valorado, querido a pesar de mis defectos y me amo, para finalmente amar al prójimo como a mí mismo.

No es ninguna novedad que todos tenemos defectos y la mayoría estamos conscientes de ellos, ya sea porque nos hemos dado cuenta o porque los demás se han encargado de hacérnoslos notar. 

Probablemente hemos luchado contra ellos o quizá nos hemos acomodado tapándolos con una serie de excusas.

“Lo cierto es que para amarnos sanamente es necesario reconocernos imperfectos en áreas de nuestras vidas y tomar decisiones al respecto”.

1. Dejémonos de criticar.

Aprendiendo a amarme

Probablemente en la infancia en medio de ejercicios familiares no sanos, manejamos culpa, exceso de responsabilidad, fuimos comparados o castigados severamente verbal o físicamente. Algo dentro de nosotros quiere seguir haciéndolo y debemos detenernos, reconocer que pasó, perdonar y apreciar nuestras propias aptitudes creativas que nos hacen diferentes y únicos.

Debemos entender que buscar la perfección se puede volver carga que nos lleva a vivir frustrados con nosotros mismos.

La crítica constante debilita el amor.

2. Aprendamos a tratarnos con cariño.

Aprendiendo a amarme

¿Se ha descubierto insultándose, descalificándose o no teniéndose paciencia? Si su respuesta es sí, le invito a revisar en su interior qué frases fueron dichas sobre usted, qué culpas anda cargando, de las que no se siente digno. Luego decida perdonarse, lo invito a experimentar el perdón que nos regala Dios.

Luego háblese y acuerde con usted mismo empezar a respetarse, a valorarse, a sentirse digno; reaprenda a comunicarse con su persona con respeto y admiración. Reconozca que tiene defectos.

Que hay ciertos rasgos difíciles de su temperamento, acéptelos y sáqueles ventaja, pero eso si, aprenda a ver todo lo que usted tiene de bueno y elógiese, ámese, acéptese.

Esto incluye su cuerpo, deje de enfatizar en su peso, color, estatura, deje de vivir para ver cómo tapa esos mal llamados defectos inaceptables para usted. !Descúbrase, usted es único trátese con cariño!

3. Paremos de meternos miedo

Aprendiendo a amarme

¡No permitamos que nuestros pensamientos vivan en la casa del terror! Deambulando entre miedos exagerados y falsas suposiciones. Muchas veces asumimos rechazos inexistentes, damos a los comentarios una trama exagerada, estamos a la espera de la mala noticia, cualquier actitud o cambio que preconcebimos nos hará daño.

Creemos que porque una vez sucedió algo malo esa será la constante en nuestras vidas, evitándonos vivir en plenitud. Eso no es amarse.

Aprendamos a suplantar pensamientos de miedo por pensamientos, imágenes o palabras que hablen positivo y nos llenen de valor.

4. Sueñe y apóyese en usted mismo.

Aprendiendo a amarme

Dese permiso a soñar y cuando vengan pensamientos que quieran destruir sus sueños, con sus imposibles, mándelos a callar y tómese el tiempo para hacer estrategias que le permitan lograrlos. 

Recuerde que no podemos convencer a otros de que nos apoyen a realizar nuestros proyectos si no creemos en la idea que estamos contagiando.

Trabaje en eso que puede cambiar, acepte serenamente lo que no se puede y rodéese de gente que está luchando como usted, aprenda de ellos.

Recuerde que su máximo reto es creer en usted, aprender a animarse, aprender a comunicarse con usted mismo con respeto y cariño. No lo olvide:

“quién no soporta vivir consigo mismo recorre el mundo buscando en quien vivir”.

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