El manejo de las finanzas es clave, una buena salud financiera da la oportunidad de alcanzar metas y cumplir sueños, pero una mala salud financiera puede provocar preocupación y problemas. El ser humano se vuelve dependiente de cierta forma del dinero, podríamos decir que es un mal necesario, pero no es así; originalmente el dinero se utilizaba como un medio de intercambio que permitía adquirir bienes y servicios, conforme pasa el tiempo nos hemos vuelto dependientes del mismo. A mí me gusta explicar el manejo de las finanzas de la siguiente manera:
Cuando empezamos a trabajar lo hacemos porque como seres humanos tenemos necesidades básicas las cuales debemos cubrir para poder sobrevivir, otra de las necesidades que tiene un ser humano es la estabilidad ya que necesita un hogar, transporte, alimentación, entre otros.
Por último hablamos de una realización que se refiere al cumplimiento de metas como un hogar, un vehículo, un negocio.
Si nos hacemos la pregunta ¿Nos alcanza el salario? La respuesta por lo general tiende a ser un “no”, esto se debe a que nuestras necesidades y deseos se adaptan a nuestro salario, es por ello que escuchamos frases como “mientras más ganamos, más gastamos”.
Si hablamos de razonamiento económico hay algo fundamental que tenemos que mencionar llamado costo de oportunidad, el cual me dice que no puedo obtener todo lo que yo quiero sino que debo elegir entre dos opciones. Un ejemplo claro del costo de oportunidad puede ser el siguiente:
“José tiene Q1,000.00 los cuales están destinados al pago de renta de su casa, pero él quiere comprar un par de zapatos que le gustaron, los cuales tienen un costo de Q500.00, actualmente no cuenta con los Q.1,500.00 para obtener ambas cosas”.
El costo de oportunidad me muestra que mis necesidades son ilimitadas (ropa, zapatos, diversión), pero mis recursos si son limitados (tiempo y dinero). En otras palabras el costo de oportunidad me permite identificar cuáles son mis prioridades.
Tomando el ejemplo de José podemos rápidamente imaginar las consecuencias. Si su decisión hubiera sido comprar los zapatos y solicitar un préstamo para ajustar el pago de la renta, esto le hubiera ocasionado pérdida de sueño, mal humor, estrés, preocupación, sin mencionar la desestabilización en sus finanzas personales y familiares.
Lo importante es poder tomar buenas decisiones sobre nuestro dinero, me gustaría poder compartir dos escenarios de consumidores inteligentes y no inteligentes:
Consumidor Inteligente
- Sabe cuánto dinero tiene y cuanto puede gastar.
- Respeta su presupuesto.
- Puede ahorrar y asegurar su futuro.
- Busca alternativas, compara y escoge la opción que le da más por el mismo precio.
Consumidor no Inteligente
- Nunca sabe en qué gasta su dinero.
- Gasta sin planear y pide dinero prestado cuando no le alcanza.
- Se endeuda más allá de su capacidad de pago.
- No puede ahorrar para su futuro.
- Se deja llevar por la publicidad.
Estos son escenarios de un razonamiento económico, lo esencial de este artículo es mostrar ejemplos que nos puedan ayudar a prevenir finanzas enfermas.
Nuestra cultura promueve y justifica el consumo, compramos algo porque creemos necesitarlo, pero con frecuencia también lo hacemos para satisfacer deseos que no son una necesidad real y utilizamos recursos que son limitados o escasos.
La respuesta a la pregunta inicial ¿pueden las finanzas afectar la salud? Es un sí. El cuerpo responde a la forma de pensar, sentir y actuar. Esto a menudo lo llamamos la “conexión mente / cuerpo”. Cuando nos sentimos estresados, ansiosos o enfadados, nuestro cuerpo trata de decirnos que algo no está bien. A continuación comparto algunos factores que pueden ser los signos físicos que indican que la salud emocional está desbalanceada por problemas financieros:
- Dolor de espalda
- Cambio de apetito
- Estreñimiento o diarrea
- Cansancio extremo
- Dolor de cabeza
- Presión arterial alta
- Insomnio
- Problemas sexuales
Mis recomendaciones para llevar una buena salud financiera son las siguientes:
1. Llevar un presupuesto mensual y respetarlo
2. Evaluar las ventajas y desventajas de los productos y servicios que adquirimos
3. Plasmar las metas personales, familiares y profesionales para saber hacia dónde vamos
4. Considerar el ahorro como una deuda, de esta forma podremos ahorrar mensualmente
El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro.
Benjamín Franklin.