Los niños son uno de los grupos de la población en los que debe extremarse los cuidados de la piel, primero porque desarrollan una actividad al aire libre más importante que los adultos. Segundo, porque el principal factor de riesgo del cáncer de piel es la radiación ultravioleta, sobre todo aquella radiación que se da durante la infancia.
La radiación solar emite luz, calor y radiación ultravioleta, que son imprescindibles para la vida. La radiación puede dividirse en:
- Radiación UVA (320 a 400 nm)
- Radiación UVB (290 a 320 nm)
- Radiación UVC (270 a 290 nm)
La capa de ozono filtra aproximadamente un 90% de UVB y escasamente UVA. La cantidad de radiación UV que llega a la tierra se modifica según diversos factores:
- La hora del día (Mayor entre las 11 y 16 horas).
- La estación del año (verano).
- La latitud geográfica.
- La altitud.
- Las nubes y la polución del medio ambiente.
El sol es reflejado por el cemento, la arena de playa, la nieve, por lo que se debe tomar en cuenta el reflejo. La radiación solar causa múltiples efectos sobre la piel del niño.
Efectos positivos
Saludables: Síntesis de vitamina D para el metabolismo del calcio, funciones endocrinas, destrucción de patógenos, aumento en el estado de ánimo, elimina la bilirrubina en la piel.
Efectos negativos
Tempranos: Quemaduras de piel, pigmentación, cambios en el grosor de la piel, alergias. Tardíos: Foto envejecimiento prematuro, causa potencial de cáncer en piel.
La fotoprotección tiene como objetivo la prevención del daño que la radiación UV realiza en la piel. Las medidas de fotoprotección son aconsejables a toda edad, pero debe ser más intensa en la infancia y adolescencia, ya que en esas décadas se produce 50% a 80% del daño inducido por la exposición solar.
La respuesta a la exposición de la luz UV se determina por nuestro color de piel y por su capacidad genética de oscurecerse o broncearse.
La piel tiene su protección endógena que es la melanina la cual absorbe la radiación UVA y UVB. La Foto-protección exógena implica medidas físicas y químicas.
Medidas físicas
Disminuir el tiempo de exposición solar y fomentar el uso de sombras, practicar la regla de la sombra (buscar sombra cuando la propia sombra es más corta que uno mismo), evitando la exposición entre las 11 y 16 horas, cubrir la piel con ropa y gorros adecuados, llevar gafas con protección solar.
Los fotoprotectores pueden ser físicos que actúan reflejando y dispersando las radiaciones UV, proporcionando una barrera opaca de partículas metálicas como el óxido de zinc o el dióxido de titanio, se consideran muy seguros.
Medidas químicas
Protegen la piel absorbiendo los rayos UV, permitiendo que solo un determinado porcentaje de rayos UV penetre la piel.
Generalmente se usan combinaciones de varios para proporcionar estabilidad, seguridad y efectividad a los fotoprotectores.
Los fotoprotectores deben ser de amplio espectro, cosméticamente agradables, de fácil aplicación, no irritantes, de alta suavidad y de un precio aceptable.
La FDA no recomienda la aplicación de fotoprotectores en menores de 6 meses, estos niños no deben exponerse directamente al sol sin ropas protectoras; en los niños mayores deben usarse fotoprotectores con un FPS mayor o igual que 25, deben proteger frente a radiación UVB UVA, deben ser lo más resistentes posibles al agua, sudor y frotamiento, y deben tener texturas lo más hidratantes y cosméticas posibles.
Hay que aplicarlos generosamente de 15 a 30 minutos antes de la exposición solar, y posteriormente cada 2 horas o al bañarse, frotarse con la toalla o al sudar excesivamente. Se estima que el uso regular de protectores solares durante la niñez y adolescencia reduciría la incidencia de cáncer de piel en un 78%, así como el fotoenvejecimiento temprano en un 80%, de lo anterior, se recomienda comenzar temprano con las precauciones y ser constantes.