La medicina crítica y los cuidados intensivos del adulto, una maestría médica de aparición relativamente reciente en el desarrollo de la medicina mundial y a nivel nacional.
Actualmente en nuestro país para optar a esta maestría, es requerido tener especialidad o maestría en Cirugía General, Medicina Interna o Anestesiología. Los hospitales escuela acreditados por la Universidad de San Carlos de Guatemala son: el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), Hospital General San Juan de Dios (HGSJD) y Hospital Roosevelt (HR).
Siendo el Hospital San Juan de Dios el pionero en la formación de médicos especialistas en esta rama, acreditado en el año 2008, posteriormente el IGSS en el 2014, y finalmente en el 2017 el Hospital Roosevelt se unió a la formación de médicos intensivistas.
Con anterioridad, las Unidades de Terapia Intensiva eran atendidas y dirigidas por cirujanos y médicos dedicados a vigilar el post operatorio de cirugías mayores, en especial los pacientes que presentaban insuficiencia respiratoria en el post operatorio inmediato, siendo prácticamente una extensión de la unidad de cuidados post anestésicos (recuperación).
En la actualidad la medicina crítica ha tenido un gran auge, por ser una especialidad novedosa ha promovido el interés de muchos jóvenes entusiastas dispuestos a modificar el enfoque del paciente críticamente enfermo, combinando la eficiente atención personalizada, los profundos conocimientos de la fisiopatología de la enfermedad crítica, los notables avances en tecnología, monitorización mínimamente invasiva, principios éticos y demás valores que hacen apasionante y único el cuidado del paciente crítico.
Debemos tener claro que el paciente crítico, es un paciente con una enfermedad de inicio súbito (agudo), que compromete la vida de este y es potencialmente recuperable.
Con base en lo anterior el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, se caracteriza por tener desde sus inicios, médicos intensivistas a cargo de las distintas unidades de cuidados críticos, incluidos el Hospital General de Accidentes, Hospital General de Enfermedades y el Hospital Juan José Arévalo Bermejo.
Hoy en día, muchos aspectos son compartidos con otras especialidades médicas como: Anestesiología, Medicina de Urgencia, Cardiología, Medicina Interna, Cirugía, etc.
Sin embargo la medicina crítica, aventaja a estas especialidades al convertirse en una sola, con condiciones y características propias que responden a la integridad del paciente potencialmente recuperable en riesgo de muerte.
Lo que se busca es promover que al momento de ingreso a la terapia intensiva, el paciente sea atendido por el INTENSIVISTA, quién puede dar ese enfoque integral al paciente crítico, y no fragmentado por especialidades (Neumólogo, Cardiólogo, Nefrólogo, etc.).
El intensivista integra las patologías en función de la condición crítica, sin demeritar las otras especialidades.
La evidencia científica avala la especialidad en medicina crítica y cuidados intensivos del adulto, al demostrar que la sobrevida de los pacientes en la Unidad de Terapia Intensiva mejora, si están al cuidado de personal acreditado como intensivista durante las primeras 24h de ingreso; además, la intervención de esta unidad, hace más eficaz la utilización de los recursos económicos, técnicos y humanos.
En otras palabras, este perfil académico-profesional diferente, particular y complementario a las otras especialidades médicas, obliga a modificar, no solo el modelo de atención, sino también el programa de entrenamiento de médicos especialistas para cubrir esta necesidad y abandonar finalmente el modelo habitual del cuidado del paciente críticamente enfermo.
Como conclusión podemos señalar que la medicina crítica es una especialidad médica de alto nivel académico, científico, humano y tecnológico que sigue avanzando hacia la excelencia en el manejo integral del paciente critico, que debe ajustarse al modelo de atención en salud moderna, donde el médico intensivista debe ser el líder de este proceso como profesional calificado y competente, no solo desde el punto de vista científico, sino también, humano, ético y moral, con el fin de garantizar la lucha contra la muerte, el dolor y la angustia ante una enfermedad que compromete la vida del paciente.