Las adicciones o dependencias pueden ser a sustancias químicas o comportamientos, actitudes, personas o cosas.
Las sustancias químicas o tóxicas son las que de una u otra forma afectan al sistema nervioso central y por eso se llaman psicotrópicas y al afectar a este sistema, también lo hacen con el psiquismo: conducta o comportamiento, emociones y sentimientos.
Las sustancias de uso más corriente en nuestro medio son: el alcohol, la marihuana, el crack, la cocaína y el éxtasis, que es una droga de diseño o sea sintética. Por supuesto que el tabaco, por la nicotina que contiene, se considera también adictivo. Hay personas que se fuman hasta tres cajetillas de cigarrillos al día y no lo pueden dejar. También entran aquí las bebidas gaseosas de cola y las energizantes.
Las adicciones no tóxicas pueden ser: a la comida, al juego, al sexo, a las compras, a la televisión, al teléfono y ahora a la tecnología: celulares, redes sociales, internet, etc. También son muy dañinas porque interfieren en la vida familiar, laboral y social del afectado.
Las sustancias de uso más corriente en nuestro medio son: el alcohol, la marihuana, el crack, la cocaína y el éxtasis.
¿Qué es una adicción?
La adicción o dependencia es la necesidad imperiosa de usar alguna sustancia –craving– o de realizar una conducta o comportamiento que no tiene que ver con sustancias tóxicas, como fue indicado en la descripción anterior.
“El consumo y dependencia de sustancias adictivas trae consecuencias que no solo afectan significativamente la calidad de vida del consumidor de drogas y sus familias, sino que, además, conllevan efectos sobre el sistema social y económico, debido a que se ocasiona disminución de la productividad en actividades laborales (bajo rendimiento, ausencias, etc). Adicionalmente, representa un costo elevado para el sistema de salud derivado del tratamiento de las secuelas propias del consumo de sustancias como de las repercusiones secundarias, tales como predisposición a otras patologías, complicación de condiciones médicas preexistentes, accidentes, violencia, etc.” (SECCATID, 2006).
Respecto a la disminución en actividades es importante mencionar el trastorno significativo en las actividades estudiantiles, especialmente en la adicción al alcohol y a la marihuana. Esta última produce lo que se llama “Síndrome amotivacional”, que es la pérdida total de interés, en el caso de los estudiantes, por los estudios y otras actividades, razón por la cual abandonan los estudios y los trabajos.
He tenido pacientes adictos a la marihuana que no hacen nada, se levantan a medio día, comen, vagan y se reúnen con los compañeros adictos a consumir. Nada más; ahora imaginemos a nuestra Guatemala con la marihuana legalizada.
Para considerar que una persona es adicta es importante describir el proceso para llegar a este punto: El individuo empieza a consumir por cualquier razón: curiosidad, presión de los amigos, para evadir o relajarse, para disipar el aburrimiento, para parecer mayores, para rebelarse, por vivir en un hogar disfuncional lo cual le causa depresión, tiene cualquier tipo de problema y siente que lo alivia con el consumo, se siente liberado.
Entonces con cierta cantidad de la sustancia alcanza los efectos deseados, pero con el correr del tiempo tiene que aumentar la dosis para sentir los mismos efectos. A esto se le llama TOLERANCIA y sucede que al principio no tiene ninguna molestia el día posterior al consumo, pero también cuando pasa el tiempo ya se presentan esas molestias que son, tanto físicas, como psicológicas.
Malestar general, dolor de cabeza, náusea, escalofríos, malestares indefinidos en el abdomen, que desaparecen con un nuevo consumo de la sustancia, sentimiento de culpa. A esto se le llama SINDROME DE ABSTINENCIA. El individuo que ya tiene tolerancia y abstinencia es un adicto o farmacodependiente. Además, tiene obsesión respecto a la sustancia o conducta y cuando cae en ella lo hace de una forma compulsiva.
¿Cómo podemos detectar la adicción en una persona?
Esta es una pregunta muy interesante. A veces es muy fácil detectar que una persona está consumiendo porque se encuentra lo que consume: Envases con alcohol, restos de marihuana, pastillas, etc. Podría ser por la hora a la que llega, que ya no es la acostumbrada, por el olor. Además, es muy notorio que abandone sus actividades cotidianas, porque pierde el interés y está muy ocupado con la obtención de la sustancia.
En el caso de adicción a la cocaína la familia detecta que faltan cosas en la casa, por ejemplo: joyas, algún electrodoméstico, dinero, etc. Y esto es porque el adicto lo sustrae para venderlo y así obtener su droga. Sólo pensemos que un gramo de coca cuesta entre Q 100.00 y Q 125.00 y usa varios gramos al día, no es fácil tener de Q 800.00 a Q 1000.00 diarios. La necesidad por obtener este dinero lo puede volver asaltante y caer en delitos mayores por lo que además puede ir a dar a la cárcel.
En el caso del alcoholismo es diferente porque es más fácil reconocer el problema excepto, algunas veces, en el alcoholismo femenino que es difícil detectarlo al principio ya que las mujeres muchas veces beben a escondidas y el problema se detecta cuando ya está avanzado.
¿Cómo enfrentar el problema?
Esta es la pregunta más difícil porque generalmente el paciente tiene un mecanismo de defensa que se llama NEGACIÓN y otro que se llama RACIONALIZACIÓN. Se niega a sí mismo que tiene el problema, por lo tanto, se lo niega a los demás. Cuando se le confronta dice que lo que pasa “es que ninguno me quiere” en el caso del alcohol dice “si yo bebo de vez en cuando” en la casa, “lo que pasa es que ustedes son muy exagerados” o “yo no tengo nada”, “ustedes deberían ir a un tratamiento porque están locos”. Esta es la negación. Cuando justifica su consumo diciendo, por ejemplo: “es que me encontré con unos amigos y ellos me dieron” o “trabajé duro toda la semana y me lo merezco” o “es que me fue re mal en el negocio” etc. Esto se llama racionalización o justificación, son razones que son buenas para el consumidor, pero malas a los ojos de lo que es normal.
Lo cierto es que sea cual sea la defensa que el paciente use, es necesario confrontarlo y hacerle conciencia de que tiene un problema y que necesita tratamiento y mientras más pronto mejor, no importa que diga que no necesita nada. Aquí entra a jugar un papel muy importante el especialista en adicciones que orientará de la mejor forma al paciente.
En mi caso, alcohólicos especialmente les recomiendo por supuesto, dejar de consumir, porque si sigue consumiendo no se puede hacer nada, también el uso de DISULFIRAM implantado subcutáneamente, que previene las recaídas porque si bebe le dará una severa reacción física que se conoce como reacción disulfiram-alcohol, con hipotensión, malestar general, náuseas y vómitos.
Se le recomienda asistir a psicoterapia porque tiene muchos problemas internos que resolver. Desde el principio las entrevistas son motivacionales y todo el proceso que debe ser aproximadamente de dos años, es cognitivo conductual.
Por supuesto, si se logra que asista a un programa de 12 pasos que en el caso del alcoholismo es ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS y en el caso de otras sustancias es NARCÓTICOS ANÓNIMOS, tenemos dos grandes apoyos porque esos programas son buenísimos.
Finalmente, y lo más importante: no olvidar el aspecto espiritual y recomendar que vaya a la iglesia, que busque a Dios, del que ha estado tan separado.
Cuando digo que el paciente alcohólico se acerque a Dios, porque ha estado alejado de Él, me refiero a que es común encontrarse con pacientes que han perdido la fe o pacientes agnósticos, es decir, que creen a su modo y con ideas distorsionadas de lo que Dios puede hacer en su vida, no digamos de los ateos que hasta se expresan mal o con enojo cuando uno los orienta a que en Dios pueden encontrar consuelo y cuyo Poder Infinito les puede devolver el sano juicio que es lo que han perdido por los efectos de la droga que sea. Es importante ayudarlos a que decidan poner su voluntad y su vida al cuidado de Dios, como cada quien lo conciba y a estar enteramente dispuestos a dejar que ese Poder Superior los libre de todos “sus defectos de carácter” como muchos de ellos le dicen, a sus síntomas neuróticos. Necesitan una conversión espiritual absoluta, la cual, aunada a cualquier tipo de tratamiento, los llevará al éxito, es decir a su recuperación.
Tengo experiencia con muchos pacientes que se han recuperado con el mensaje de fe, amor y esperanza aceptando absolutamente a un Poder Superior, Dios, en su corazón y volviendo a su iglesia para sentirse más cerca de Él.