Desde muy pequeños se nos enseña que todo debe perseguir un propósito y muchas veces se nos estigmatiza como el objetivo y éxito en la vida de alguien, lo cual forma buenas costumbres en los seres humanos y provoca sentimientos de bien, pero nos roba la libertad sin que su intención haya sido esa.
Nos roba la libertad porque se nos condiciona, pues al no lograr el propósito significa que fracasamos y si no llenamos las expectativas de quien pensó en lugar de nosotros le defraudamos, cuando a lo mejor nunca fue lo que quisimos lograr y nunca fue lo que pedimos ser para otra persona. Cuando pensemos en un propósito de vida o en una razón para vivir, pensemos en nosotros mismos…
Seamos un poco egoístas y dejemos de pensar solo en complacer y agradar a los demás, pensemos en que hoy amanecimos vivos, las circunstancias pueden variar, pero de algo debemos estar seguros, sin importar cuáles sean esas circunstancias, son nuestras y por lo tanto, no vamos a vivirlas solamente, no vamos a enfrentarlas, sino… ¡vamos a disfrutarlas! Sí, porque no van a ser para siempre y seguramente vamos a aprender mucho y lo mejor es que con el paso del tiempo van a robarnos una sonrisa de satisfacción y gratitud, cuando recordemos cómo en medio de aquellas que no eran tan favorables, salimos adelante y no permitimos que nos llenaran de amargura el corazón, más aún si son favorables, mañana nos van a ayudar a tener esperanza y fe, pues no todo ha sido malo, así que seguramente cosas aún mejores podremos vivir.
¡El propósito de cada día es ser feliz! Y si bien la felicidad es un sentimiento, es sobre todo actitud, no podemos cambiar nuestra manera de vivir, si no cambiamos nuestra manera de pensar y esto por supuesto va totalmente de la mano con la manera de sentir.
La paz no es un mundo sin guerra, la libertad no significa no vivir en una prisión, todo esto va más allá de la estructura y la sociedad, por eso el mundo está tan convulsionado y deformado, porque nos hemos afanado buscando fuera lo que está dentro, queriendo aprender a través de la teoría, lo que nos enseña el amor, no el de farándula ni el idealista, sino el real y el crudo, el más difícil y cuesta arriba, el amor por uno mismo.
Les invito a que hoy se vean y amen lo que son, lo que pueden, lo que saben y lo que tienen, piensen solo en lo bueno, en sus virtudes, habilidades y capacidades, van a ver como sus pensamientos serán también en positivo, esto va a transformar sus sentimientos y juntos harán que su actitud lleve sus hechos a cumplir diariamente con un propósito viral:
¡Ser feliz, hoy!
Esto no significa que no debamos tener anhelos o vivir hoy, porque no sabemos si habrá mañana. !!No!! Esto significa que debemos transformarnos nosotros primero, amarnos nosotros primero, así entonces veremos cómo a diario vamos a encontrar, no un propósito por el cual vivir, sino un propósito en todo lo que vivamos, lleno de paz, pero sobre todo verdaderamente libres.