¿Sabes quién eres? Quizás has pensado que sólo eres una persona más en el mundo, que cumple con lo que debe hacer. Las circunstancias a lo mejor no te han dejado ver que eres valiosa, una mujer bien hecha, amada, y sobre todo con un propósito especial en esta vida.
Dios te ama como eres, aunque te suene a frase trillada y difícil de creer, te conoce plenamente, y cómo no conocerte si te creó, por eso quiere que vivas una vida plena y feliz, sabe bien que en este mundo es fácil que te desvíes y confundas, por eso vives con angustias, preocupaciones, tristezas, orgullos falsos, etc.
Hoy te invito a que descubras cuál es la mejor versión de ti misma. ¿Estás consciente de qué significa “ser mujer”, del valor que tienes? Al saber quién eres, descubres de lo que eres capaz.
Al interiorizar en tu vida y reconocer tus debilidades te das cuenta que puedes valerte de ellas para alcanzar grandes metas, tomándolas como un reto y no como un obstáculo.
Cuando sientes temor hay inseguridad, momentos de incertidumbre y desesperación, es allí cuando Dios actúa, en el momento menos esperado pero cuando más lo necesitas, es entonces cuando en medio de lágrimas y muchas dudas, te toma de la mano y te recuerda que ya te dio las herramientas y habilidades para lograr tu propósito en la vida.
Él te quiere ver feliz y victoriosa. No fuiste hecha para ser humillada, fuiste hecha por amor y con amor, para que tu vida sea plena y trascienda.
¿Te conoces a ti misma? Es importante conocer, aceptar y utilizar tus debilidades y fortalezas. De tal manera que aprendas a vivir con tus fortalezas al máximo y que tus debilidades puedan ser utilizadas por Dios para sacar lo mejor de ti y que aún no has descubierto.
Debes estar consciente que la vida está llena de alegría cuando eres genuina y auténtica, como la más fina de las joyas, dejando atrás todo aquello que no te permite ser libre para ser cada día una mejor persona.
Dedícate a conocerte mejor, para tener bien claro tu propósito en la vida y llevarlo a cabo llena de gozo y valentía, tomando las mejores decisiones, siendo responsable y luchadora, una mujer sabia y discerniente.
En fin, a vivir la vida con pasión como lo hizo María, generando vida y así celebrar cada momento.
Gózate al máximo en lo que Dios te ha regalado. Ríe, vive, disfruta, logra, alcanza metas, realízate como persona, como mujer, como madre, pero sobre todo no olvides ser agradecida.
Que en tu vida ya no te pobretees, no seas víctima, sino una mujer vencedora y triunfadora, dueña de tus logros y fracasos.
Pero además de dueña, responsable de ellos. Vive con plenitud, sin máscaras, una vida limpia y digna; admírate realmente ante el espejo para ver con alegría el rostro que reflejas, porque poco a poco la transformación te llevará a brillar llena de dicha en tu vida, a través de tu sonrisa llena de amor, gratitud y un semblante que emane paz.
Nunca olvides que es válido equivocarse, tratar de ser perfecta sólo te llenará de amargura y arrogancia, recuerda siempre este bello versículo: “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.” Santiago 4:6