Las marcas emocionales del acné también quedan y causan daño, más allá de la piel.
Cuando Lisa tenía 16 años, empezó a observar cambios en su rostro, todo apuntaba a que no eran simples espinillas, de las cuales también tenía muchas.
Su acné le llego a molestar de tal forma que Lisa hasta pensó que su novio, se había alejado de ella, ya no la visitaba con frecuencia y hasta en varias ocasiones, había salido con otras chicas, todo gracias a su acné.
No fue hasta en 5º Curso, que sus padres tomaron cartas en el asunto y visitaron a un dermatólogo, fue entonces que Lisa pudo iniciar un proceso para aliviar su dolor; no solo físico sino emocional.
Por su malestar se aislaba, no asistía a fiestas y se sentía “fea” como ella decía. Lisa tomó muy en serio las palabras sabias y firmes de su Dermatólogo: “Lisa, ¡si quieres curarte tienes que seguir todas las instrucciones que yo te dé, pues solo un rostro tienes… “! ¡Así que, tú decides!”.
La lista era larga, no podía ingerir azúcar, no podía beber aguas gaseosas, llevar una alimentación saludable, debía lavarse el rostro tres veces al día, además tomar algunas pastillas, no usar fleco en la frente, y aplicar una loción en su rostro, cada noche antes de dormir.
Lisa siguió al pie de la letra las instrucciones, por lo que los resultados fueron favorables para ella; se recuperó totalmente, no se rindió en el empeño, eso sí, fue un proceso largo, pero lo logró. Hoy Lisa es una mujer adulta, con un rostro que luce más joven que el de la mayoría de las mujeres de su edad.
En la adolescencia pudo conquistarse a sí misma y con su voluntad, autocuidado, y autodominio también venció un problema. Debo agregar que sus padres jugaron un papel muy importante en esta etapa de su vida ya que la motivaron, la aceptaron incondicionalmente, lo cual es una condición básica para la seguridad de todo joven en la etapa de la adolescencia.
Ahora vamos conversando sobre algunos datos útiles como padres de familia:
- Se evidencian estudios que reflejan que, para un 70% de jóvenes el acné es un problema por el cual sufren de baja autoestima, falta de confianza, y se avergüenzan de su aspecto.
- La adolescencia es una edad, como su palabra lo dice en la que se “adolece.” Además de cambios rápidos en períodos cortos de tiempo. Estos cambios se evidencian a nivel físico, emocional y cognitivo.
- Los jóvenes se tornan sumamente sensibles a la aceptación y la reafirmación de los demás; no digamos a la validación del sexo opuesto. Muchas veces son rechazados y discriminados por la misma condición del acné.
- En otros casos, los compañeros de clase se burlan de su aspecto; lo que puede ser motivo de ausentismo escolar, apatía social, acoso escolar y si no es tratado a tiempo hasta depresión. Cuando el adolescente percibe burlas del mismo sexo es preocupante para él, el pero cuando este viene del sexo opuesto es un golpe a su autoestima.
- El estrés causado por el acné a su vez puede provocar más acné. Es por esto por lo que cuanto más ansiosos se tornan los adolescentes, en muchos casos, más acné aparece y aunque desean que sus marcas no se noten, logran todo lo contrario.
- Los adolescentes que padecen de acné pueden desarrollar problemas para concentrarse en los estudios. Están tan conscientes de cómo lucen que, a menudo, llega a convertirse en un pensamiento obsesivo. Se puede observar que algunos de ellos resuelven su problema exprimiéndolos, aplicándose remedios que no les funcionan, mirándose en el espejo, apretándose la piel, todo con tal de que el día de la fiesta no tengan ningún granito.
- Como padres se puede ayudar a los hijos a no excusarse por sus defectos físicos en este caso el acné. La autocrítica es una mala costumbre y al final no es la solución de su problema. Cada vez que su hijo/a habla de algún defecto de sí mismo, los demás se están formando una imagen de él/ella.
- Cada adolescente tiene sus propias condiciones que tampoco aceptan de sí mismos, por lo que su hijo/a no es el único batallando con condiciones no favorables en esta etapa de la vida.
- Si el acné de su hijo/a es leve o moderado y usted observa que le está causando falta de confianza en los diferentes ambientes en los que se desenvuelve, será motivo suficiente para buscar ayuda profesional.
- Se recomienda a los padres de familia, hablar frecuentemente a sus hijos de su “valor personal” y como conservarlo en cualquier circunstancia.
- Los padres que no permiten que su hijo/a adolescente sea motivo de burla de ninguno de sus otros hermanos, está enseñando lo siguiente:
- Que no tiene hijos preferidos.
- Que en ese hogar se vive el respeto y todos serán tratados por igual.
- Que defenderá a cualquiera de los otros en caso sea necesario.
Estas cualidades serán valoradas y recordadas por los niños y adolescentes a lo largo de su vida, de tal forma que se volverá un efecto multiplicador, porque ellos en el futuro harán lo mismo por otros.
Estas mismas pueden ser aplicadas en el salón de clases por los maestros, pues todos los adultos somos responsables de contribuir a la salud mental de los niños y adolescentes.
Evitemos marcas emocionales causadas por palabras hirientes y actitudes sin empatía, sin importar nuestro rol en la vida de las nuevas generaciones, somos formadores de los futuros adultos.
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