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Diarrea en niños

La Diarrea en niños, es un motivo muy frecuente de consulta.  Generalmente, si hablamos de diarrea, nos referimos a un aumento en la frecuencia o disminución de la consistencia (apariencia más líquida) significativas, en el patrón de evacuaciones de los niños.

¿Cuándo se considera que un niño tiene diarrea?

El poder definir la diarrea, va a depender del patrón basal de cada niño.  Aunque existen tablas que nos indican el promedio de evacuaciones de acuerdo a la edad, debe tomarse en cuenta el contexto de cada niño y si hay un incremento muy significativo en el número de veces que está yendo al baño (en comparación de lo que normalmente va) o en la consistencia de las heces,  que se torna sumamente líquida, entonces podemos considerar que se trata de un proceso de diarrea.

Debemos estar pendientes además de otros síntomas asociados como nausea, malestar general, dolor de cabeza, disminución de actividad física e incluso rechazo a los alimentos.

Causas y factores de riesgo

Las causas de diarrea son sumamente variables; en los niños usualmente las causas más comunes son los procesos infecciosos y de éstos podemos mencionar los virus, las bacterias, los parásitos e inclusive los hongos como posibles factores etiológicos.  Los virus son el motivo más frecuente de diarrea infecciosa.

Existen factores que pueden condicionar mayor incidencia de procesos de diarrea en los niños, por ejemplo:

  • El estado nutricional:  el tener un adecuado estado nutricional es básico para disminuir el factor de riesgo.
  • El hecho de jugar constantemente puede ser un elemento que condiciona estos padecimientos, sobre todo cuando las superficies sobre las que juega o toca no están debidamente higienizadas, o no se tiene el hábito de lavarle las manos frecuentemente. Además de niño a niño al estar contaminadas las manos, hay riesgo de contagios. JUGAR ES BÁSICO PARA LOS NIÑOS. SIMPLEMENTE MANTENGAMOS SIEMPRE ESAS MEDIDAS BÁSICAS DE HIGIENE LUEGO DE JUGAR Y ANTES DE INGERIR ALIMENTOS.

Diagnóstico

Nuestra herramienta principal son las manifestaciones clínicas, el examen físico de valoración y sobre todo, poder determinar el estado de hidratación. En la actualidad disponemos de exámenes de heces, ya no solo el basal que conocíamos previamente, sino el análisis para investigar diferentes virus y bacterias que pueden estar condicionando el proceso de diarrea infecciosa.

Tratamiento

La base fundamental e inicial del tratamiento para un niño con diarrea, consiste en restaurar el estado de hidratación; es el elemento más preocupante al inicio y que puede poner en peligro significativamente la vida de un niño.  Debemos buscar que las pérdidas que esté teniendo este paciente, las podamos compensar, ya sea con suero oral o de ser necesario de manera intravenosa. Posteriormente si hay un factor etiológico establecido, principalmente una bacteria o parásito, se dará el tratamiento respectivo para ese microorganismo. 

En los procesos infecciosos también se altera significativamente la microbiota intestinal (conocida anteriormente como flora intestinal). En este escenario también nos pueden ser útiles los probióticos, siempre que sean cepas que estén comprobadas científicamente, con un efecto beneficioso para los niños.

Complicaciones

La principal complicación y la que más tememos los pediatras es la deshidratación. Una deshidratación que, si no se controla, por el volumen pequeño de los niños puede descompensarlos.  Dependiendo de la condición en ese momento, puede tratarse con sueros orales y en casa, o de ser necesario de forma intravenosa (esto último idealmente en un centro hospitalario, previendo cualquier emergencia).

Otra de las complicaciones causadas por una diarrea no controlada, es la alteración de los electrolitos como sodio y potasio; esto puede afectar significativamente la salud de los niños, ya que una pérdida de estos electrolitos puede provocar complicaciones en órganos vitales como el corazón, o inclusive dentro de los músculos de su organismo.

Recomendaciones

  • Vigilar las medidas sanitarias adecuadas en los diferentes ambientes donde se desenvuelven los niños.
  • Lavado de manos frecuente
  • Dieta adecuada, en calidad y cantidad, nutritiva y energética al mismo tiempo
  • Seguimientos periódicos con su pediatra
  • Esquema de vacunación al día
  • Estar atentos siempre al patrón de evacuaciones, de manera que a la menor irregularidad se consulte oportunamente con el pediatra.

Estos son en general los lineamientos básicos, que ayudaran a que los niños tengan una mejor salud digestiva y en general bienestar físico, que como ya es sabido, repercute en su salud emocional y desarrollo a lo largo de la infancia y adolescencia.

Recordemos que un niño con salud será un adulto lleno de bienestar.

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