No soy paciente. Busco un doctor con una sensibilidad especial, con vocación, ética y valores, un médico con amor a la vida y no al dinero, un especialista que antes de querer operar, se aprenda el nombre del enfermo.
De clínica en clínica en la sala del desespero.
Busco un doctor que no caiga en las trampas del sobretratamiento químico, que entienda su profesión no solo como una ciencia, sino también como un arte. Un médico que entienda que la compasión, comprensión y la calidez humana pueden curar con más precisión que el mejor bisturí o el químico más potente.
Busco un doctor que conozca sus limitaciones y que sepa decir “no puedo” antes de atreverse a tocar un paciente solo por el gusto de ganar dinero.
Busco un doctor con una sensibilidad especial, con vocación, ética y valores.
Busco un doctor que sepa la importancia de cada vida humana, que tenga el afecto para tratar a alguien como si fuera su propio hijo.
Un doctor que investigue, que se apasione por el conocimiento y la vida, que sea capaz de hacer más de lo necesario y que no vea al enfermo como un cliente.
Busco un médico que sepa trabajar en equipo, que reconozca que la medicina occidental y la química no son el único camino para curar.
Un médico que respete la acupuntura, la energía y las creencias fuera de su círculo.
Busco un médico que se involucre con todo su corazón y convicción para que mis hijos puedan volver a jugar fútbol con su papá, para que podamos volver a verlo tocar guitarra, para que de nuevo acampemos juntos en Chicabal.
Busco un buen doctor y espero encontrarlo.