En general, los vómitos constituyen una sintomatología inespecífica, se manifiestan en diversas condiciones médicas entre las que podemos mencionar: infecciones de vías urinarias, vías respiratorias o del tracto gastrointestinal. Es frecuente que los vómitos también puedan ser secundarios a causas irritativas asociadas al uso de medicamentos, consumo de ciertos alimentos o alergias.
¿Qué hacer, cuando un niño vomita repetidamente?
Es importante saber cómo proceder cuando nuestros niños vomitan súbita y repetidamente.
El primer paso que se debe realizar en casa es tratar de identificar la causa, y establecer si el niño presenta algún otro síntoma asociado a la presencia de los vómitos.
Dependiendo de la edad del paciente, se debe buscar signos que nos ayuden a identificar riesgo para el niño, les menciono algunos:
- Indagar sobre alteraciones en la conciencia o conducta.
- Tiempo de duración del episodio de vómitos.
- Frecuencia de los vómitos.
- Capacidad de tolerancia por vía oral (alimentos ingeridos por la boca).
Riesgo de deshidratación
El mantenerlos bien hidratados es fundamental sin importar la edad, sin embargo, en niños en edad preescolar y bebés es sumamente importante prestar atención en este tema, ya que son los que con mayor facilidad se deshidratan, debemos observar signos como:
- Ojos hundidos (enoftalmos).
- Fontanela hundida.
- Irritabilidad.
- Mucosas secas.
- Llanto sin lágrimas.
- Tendencia al sueño
- Debilidad
- Confusión
- Decaimiento
¿Cuándo consultar con el pediatra?
- Si el bebé es menor de 3 meses y ha vomitado más de dos o tres tomas.
- Cuando son vómitos que se acompañan de decaimiento inmediato al vómito.
- Si el niño continúa vomitando a pesar de tomar los líquidos en pequeñas cantidades.
- Fiebre mayor de 38.3 º.
- Si observa cualquiera de los signos de deshidratación descritos anteriormente.
Tanto para los papás como para los pediatras, la deshidratación es una complicación que nos debe preocupar, ya que, si no se controla, considerando lo pequeño de los niños puede descompensarlos y obligar a que se les hospitalice para tratarlos con suero intravenoso, lo más importante es evitar una emergencia en casa y consecuencias muchas veces irreversibles.
Tratamiento
Si el paciente no presenta signos de peligro o deshidratación, es importante no darle comida sólida y líquidos al menos por un período de tiempo de 20 minutos y luego se puede empezar a dar cantidades pequeñas de suero oral o lactancia materna si el niño aún la recibe.
Técnicamente a esta hidratación con lactancia o suero oral en niños sin signos de deshidratación las guías de abordaje pediátrico la conocen como plan A.
Si el paciente tolera, pero hay signos de deshidratación lo mejor es consultar directamente con su pediatra e iniciar el conocido como plan B de rehidratación oral. Aquí lo que se busca es dar 100mL de suero oral por cada kilo de peso durante 4 horas. Es importante que este volumen sea dividido en 8 tomas, las cuales deben ser dadas por vía oral de forma lenta y constante usando una cuchara, jeringa, o a través de pequeños sorbos para evitar sobre pasar la capacidad gástrica. Por presentar signos de deshidratación el niño ya debe estar bajo control médico.
Cuando los niños presentan deshidratación moderada es frecuente que quieran beber el líquido ávidamente, pero es importante mantener la administración lenta del suero.
Existe la costumbre de dar a chupar cubos de suero oral congelado y en ocasiones puede resultar útil. Sin embargo, según la patología puede terminar en un retraso del vaciamiento gastrointestinal y provocar más vómitos o distensión.
Evite dar medicamentos para el vómito en casa, a menos que sean indicados por algún pediatra, los medicamentos antieméticos(medicamentos que suprimen o alivian la sensación de nausea) tienen bastantes efectos adversos.
Como padres deben estar atentos a cualquier cambio en sus niños y tengan presente siempre los signos de deshidratación. Recuerden que quien mejor los puede orientar es su pediatra.
La incorporación a las actividades al 100%, está poniendo a prueba el sistema inmune de nuestros niños, ya que durante dos años permaneció con poco estímulo.