Para entender que es salud emocional debemos tener claro que normalmente las personas confunden la inteligencia emocional con la salud emocional y no son lo mismo.
La salud emocional consiste en reconocer las emociones, que es lo que realmente estoy sintiendo, sin catalogarlas como buenas o malas. Muchas veces intentamos esconderlas por miedo al que dirán, o porque mal aprendimos a no lidiar con ellas, cuando lo saludable es además de reconocerlas, enfrentarlas y abrazarlas.
¿Cómo las reconocemos?
Las podemos reconocer al observarnos y al mismo tiempo analizar interiormente qué las origina, sobre todo cuando están atadas a situaciones no resueltas del pasado.
Por ejemplo: si alguien en su niñez fue rechazado, en la edad adulta al no poder manejar el rechazo, va a reaccionar defensivamente con enojo, incluso en cosas tan cotidianas como un negocio, al que no siempre deben decir sí los clientes, pero entonces esta herida que no ha sido sanada está latente y no permite que sea visto como algo normal, sino como un ataque o algo personal.
Es importante educarnos sobre qué tipo de emociones son las que más se manifiestan en mi persona y me afectan negativamente. Idealmente enlistarlas para entonces enfrentarlas.
Enfrentarlas:
Luego de reconocerlas es importante enfrentarlas. Enfrentar es encontrar el por qué, de dónde viene y me afecta tanto. Normalmente esta viene de un pensamiento o creencia. Esto va de la mano con los pensamientos irracionales que aprendimos en la niñez y que muchas veces fueron reforzados en la adolescencia y en la adultez, no necesariamente por una persona, sino por actitudes que ni siquiera iban dirigidas a nosotros.
Por ejemplo, cuando en la casa los temas sexuales son un tabú o vistos como pecado, al llegar a tener una vida sexual activa, puede desbordar problemas no solo de intimidad, sino conflictos de autopercepción que traerán consigo complicaciones en la pareja.
La clave para enfrentarlas está en sustituirlas conscientemente cada vez que aparezcan, buscando evidencia que anule estos pensamientos irracionales que surgen.
Poner en práctica esto, va a ir logrando que disminuyan y cada vez nos sintamos mejor, convirtiéndose en hábitos emocionalmente saludables.
Abrazarlas:
Es aceptar que somos humanos, todas son necesarias y funcionan como un método de catarsis, el abrazar las emociones implica hacer las paces con el pasado, dejarlas fluir y sentirlas para luego decirles adiós (aquellas que son negativas y nos hacen daño). Esto también nos va a ayudar a perdonarnos por habernos incluso culpado de situaciones que no estaban en nuestras manos, así como perdonar a aquellos que fueron la causa.
Todo esto es un proceso, debemos ser constantes y perseverantes, no será de un momento a otro y lo mejor es buscar orientación y apoyo profesional, si bien los videos, las frases y todo lo que las redes sociales nos ofrecen ayuda, el estar acompañados en el camino nos fortalece.
Será así como el estar sanos emocionalmente, nos llevará también a lograr ser inteligentes emocionalmente, pues desarrollamos la capacidad de accionar y no solamente reaccionar ante las emociones. Al ser personas más conscientes y menos vulnerables, nos convertimos en seres que invitan a los demás a querer estar a nuestro alrededor y lo más importante, nuestra vida es menos complicada y tomamos mejores decisiones, que vendrán a complementar y a hacer que tengamos una vida integralmente sana.
Si bien el empezar un nuevo año con metas orientadas a lo físico es la novedad del momento, de nada va a servir, si interiormente estamos mal y utilizamos la apariencia para esconder lo que en realidad somos y sentimos. La salud emocional es prioridad, esta nos ayudará a generar objetivos claros, motivados por nuestro bienestar, y no por estándares ajenos que están lejos de nuestra realidad.