El dolor es una experiencia sensorial y emocional, displacentera que se asocia a daños reales o potenciales del organismo. Se considera el quinto signo vital.
El dolor agudo representa un sistema de alerta protector, sobre la existencia de una noxa o daño a los tejidos del organismo. El cual es necesario diagnosticar y tratar oportunamente.
Cuando el dolor se vuelve crónico pierde su sentido protector y deja de ser un síntoma para convertirse en una patología o problema de salud complejo.
El dolor induce a solicitar ayuda en busca de su causa y su alivio, siendo la mayor causa de consulta médica.
“A TRAVÉS DE LA HISTORIA LA CONCEPCIÓN DEL DOLOR HA IDO CAMBIANDO.”
Al igual que los métodos y tratamientos para aliviarlo; en el transcurso del tiempo han existido desde concepciones místicas y religiosas,
en las cuales el dolor se consideraba un castigo consecuencia del pecado y la impureza. Hasta concepciones científicas, en las cuales el dolor es resultado de una sucesión de procesos bioquímicos en los cuales participan múltiples sustancias como: Prostaglandinas, bradiquininas, serotoninas entre otras.
Estas sustancias estimulan las células nerviosas a nivel de la lesión de los tejidos y posteriormente se transmiten a través de la médula espinal hasta el cerebro, donde se define y localiza el área y tipo de dolor.
El dolor puede ser clasificado en diferentes tipos de acuerdo a su origen, entre ellos: el dolor nocioceptivo:
Es el resultado de estar expuesto a un alto umbral de activación de las neuronas sensoriales periféricas por un estimulo intenso, puede ser de origen:
- Mecánico: Golpe con objeto.
- Químico: Lesión con un ácido o álcali.
- Térmico: Lesión con líquido caliente o frío. Este tipo de dolor tiene la característica que es identificable su localización, intensidad y duración.
El DOLOR INFLAMATORIO:
Es el dolor sensitivo aumentado secundario a una lesión de los tejidos y al proceso de inflamación que se desencadena por la lesión. En el participa la liberación de mediadores inflamatorios.
El umbral al dolor se reduce en el tejido inflamado, existiendo un incremento de la excitabilidad de los nervios y secundariamente una exagerada respuesta a estímulos normales. O sea que el área inflamada es más sensible. El dolor inflamatorio es el responsable del dolor postoperatorio agudo hasta que la herida cicatriza. En tanto persista el proceso inflamatorio, este será acompañado con la presencia del dolor.
El DOLOR NEUROPÁTICO:
Aparece luego de una lesión en un nervio o en un sistema de transmisión sensorial a nivel de la médula espinal o el cerebro, su sintomatología se caracteriza por la pérdida de la sensibilidad asociada a una hipersensibilidad paradójica, en este tipo de dolor existe perdida de la sensación del tacto. Como la temperatura y la presión, su tratamiento es complejo pues no se alivia con el uso de analgésicos.
“MÚLTIPLES FACTORES AFECTAN LA PERCEPCIÓN DEL DOLOR”
Entre ellos la personalidad, algunas personas desarrollan, percepción mental negativa y exagerada respecto a la experiencia del dolor, (Catastrofismo hacia el dolor); adicionalmente, el ambiente familiar y social juega un papel importante al utilizar el dolor para la manipulación familiar y social con el objetivo de llamar la atención u obtener apoyo social.
Las experiencias previas al dolor juegan un papel importante,
pudiendo ser positivas cuando los individuos han tenido una experiencia de dolor que se ha tratado adecuadamente y el grado de sufrimiento ha sido limitado; no así, cuando los pacientes han tenido experiencias de elevado dolor agudo sin obtener un alivio satisfactorio; de allí la importancia de manejar adecuadamente el dolor en sus etapas agudas.
Existen otros factores que juegan un papel en la percepción del dolor, como los aspectos culturales, étnicos, genéticos, la religión, la ideología e incluso el factor económico.
Es muy importante identificar estos diferentes factores, ya que esto se traduce en una atención clínica culturalmente competente, individualizando el tratamiento del dolor de acuerdo a las características de percepción de cada uno de los pacientes.
El dolor no sólo causa problema a nivel del área lesionada, sino que existen adicionalmente alteraciones fisiológicas sistémicas al dolor agudo y prolongado, que definitivamente modifican negativamente la recuperación de los pacientes en el periodo postoperatorio.
“LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE ES SUMAMENTE IMPORTANTE EN EL MANEJO DEL SUFRIMIENTO POR EL DOLOR”
Entre estas alteraciones se encuentran principalmente:
- A nivel cardiovascular se presenta aumento de la presión arterial, de la frecuencia cardíaca, del índice metabólico y del consumo de oxígeno, provocando en el paciente con función cardíaca limitada: Arritmias, isquemias e infartos del corazón.
- En el sistema respiratorio, produce una disminución de los movimientos del tórax, provocando retención de flemas a nivel bronquial y alveolar, predisponiendo a infecciones pulmonares y del árbol respiratorio como: Atelectasias y neumonías, así mismo se produce mal intercambio del oxígeno, limitando aún más, el aporte de oxígeno a los tejidos que están en fase de reparación; lo cual predispone entre otros efectos a una mala cicatrización y mayor predisposición a infecciones de las heridas operatorias, prolongando su tiempo de recuperación.
- Adicionalmente se ve afectado el sistema gastrointestinal, al disminuir los movimientos del estomago e intestinos, provocando el retardo del vaciamiento gástrico y tránsito intestinal.
- El sistema urinario se ve afectado por una disminución del tono de la vejiga y uretra, con una mayor probabilidad de retención del vaciamiento de orina.
- El metabolismo del cuerpo se altera causando resistencia a la insulina y por lo tanto hiperglicemia, provocando mayor consumo de las proteínas de los músculos, dando lugar así a un proceso de desnutrición si no existe un adecuado aporte proteico por vía gastrointestinal o parenteral.
“LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE ES SUMAMENTE IMPORTANTE EN EL MANEJO DEL SUFRIMIENTO POR EL DOLOR”
El médico debe ser capaz de dar una atención personalizada, directa,
individualizada, íntima, informada y completa al paciente que sufre dolor. Para lo cual debe tener empatía y no ser ajeno ni soberbio al dolor del paciente, así como contar con la capacidad médica y los conocimientos técnico científicos de los medicamentos para el adecuado manejo del dolor, mitigando el sufrimiento al mismo.
Al ser el dolor una de las realidades más seguras con las que se enfrentará el ser humano en algún momento de su vida,
el manejo de este ha sido una de las piedras angulares del desarrollo de las ciencias de la salud, pues lo mal tolerado del síntoma y la profunda inquietud que produce en el ser que lo padece, han hecho de este uno de los síntomas más relevantes que el paciente señala a quien quiere auxiliarlo. Por lo tanto, la industria farmacéutica ha invertido y realizado exhaustivas investigaciones para encontrar medicamentos que le permitan al ser humano aliviar este mal, asociado a esto, se han desarrollado protocolos basados en evidencia médica para proveer alivio.
Como hemos visto, además de las razones humanitarias y éticas, existen muchos beneficios al controlar el dolor agudo,
disminuyendo la incidencia de complicaciones respiratorias especialmente en pacientes con dolor abdominal o torácico, ya que al poder movilizarse precozmente, se disminuye además considerablemente la probabilidad de trombosis venosa profunda. La respuesta al estrés y se normaliza tempranamente el consumo de oxígeno, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Es por ello que el dolor se ha considerado actualmente “El Quinto Signo Vital.