Aspectos sociales y culturales que influyen en el comportamiento de las personas ante la muerte.
En la humanidad, el significado que se le ha dado a la muerte ha variado grandemente.
Desde cómo se define la muerte a nivel puramente físico, cuando la persona es considerada muerta, hasta el significado e impacto que tiene para una determinada sociedad o para una cultura particular.
Este impacto emocional también ha variado a lo largo del tiempo. Los ritos y actividades que se dan alrededor del fallecido comunican el significado de la muerte en ese momento y en esa sociedad.
Este significado y sentido de la muerte se observa desde los enterramientos que datan al Hombre de Neandertal, donde se encuentran evidencias de utensilios de la vida diaria alrededor de los enterrados. Más adelante, en las sociedades primitivas, la muerte era considerada como algo que venía de fuera, una divinidad, que decidía la muerte de las personas dejándolas con una actitud pasiva y de indefensión.
Más adelante, Hipócrates, Platón y Epicuro plantean diferentes ideas acerca de lo que es la muerte. Esta época se caracteriza por la discusión filosófica: Hipócrates describe cómo es “el rostro de la muerte”, con Platón se observa la necesidad de prepararse para la muerte y con Epicuro surgen los temores como el motivo de infelicidad del hombre, entre ellos la muerte. Surge una discusión en torno a la eutanasia.
La muerte y el cristianismo
Durante la época cristiana, la manera de confirmar la muerte de alguien era colocar al difunto en un sepulcro provisional, esperaban al tercer día para confirmar el fallecimiento para situarlo en el sepulcro definitivo. El sufrimiento y el dolor se hacen más evidentes durante esta época por los escritos bíblicos, en específico la historia de Job en donde la muerte, el sufrimiento y el dolor, pueden ser consecuencia de tres planteamientos que surgieron en la época y que en la actualidad tienen vigencia para algunas personas: Muerte, dolor y sufrimiento como castigo por algún pecado o falta, como prueba de fe y como salvación, como la muerte de Cristo.
Más adelante, la muerte fue celebrada ya que era interpretada como una renovación de vida, para luego establecerse como el destino último del hombre. El cristianismo cobra protagonismo y la vida eterna es lo que sucede luego de la muerte. Imágenes del Juicio Final, las Indulgencias Plenarias y el Purgatorio fueron importantes en la época lo que reflejan el temor que había en las personas.
La muerte y la edad moderna
En la edad moderna, la muerte es concebida como un evento natural, inevitable en el ser humano, por lo que a cualquiera le puede pasar incluso de manera inesperada. Nuevamente surge la necesidad de intervenir en este proceso y se publica el Ars Moriendi, un método para utilizarse en el momento que la persona muere, para que sucediera de buena manera.
La familia comienza a tener un rol importante y activo en lo relacionado a la muerte del ser querido.
Bajo una fuerte influencia del Romanticismo, el concepto de la muerte da un giro y resulta ser algo sumamente doloroso y un evento donde se evidenciaba el amor por el fallecido.
La muerte y la ciencia
En los siglos XX y XXI, se da un salto de la reflexión filosófica hacia la discusión racional y positivista, donde la ciencia cobra auge: la falla de diferentes órganos son los que permiten declarar la muerte (corazón y cerebro), pero al mismo tiempo la misma ciencia se ha encargado de demostrarle al hombre que no será una tarea sencilla. Los trasplantes y otros métodos permiten alargar la expectativa de vida y se hace necesario definir con más precisión la causa de muerte.
Se sustituye al sacerdote por el médico; la religión por la ciencia, el templo por el hospital. Se sustituye la filosofía por la ciencia, la inmortalidad del alma por la cuasi inmortalidad del cuerpo.
Este cambio lleva a que el hombre conciba la muerte como algo ajeno a él y por lo tanto la niega.
Estos cambios a lo largo de la historia han generado diferentes formas de actuar ante la muerte: actitud pasiva, la muerte como castigo, salvación o prueba de fe, la muerte como algo inherente en el ser humano y la muerte científica alejada de la filosofía y la religión. A pesar de que en Occidente se han heredado ritos específicamente de Grecia, detalles importantes han cambiado a lo largo del tiempo y han provocado que al hombre actual le sea difícil aceptar la muerte de quienes quiere y la propia muerte: morir en el hospital en lugar del hogar, morir solo o rodeado de médicos en lugar de estar rodeado de familia, estar informado acerca del estado de salud.
Sin embargo, otros rituales como la colocación de antorchas (uso de velas en la actualidad), el acompañamiento de miembros de la sociedad al difunto y sus familiares, flores en conjunto con el velatorio, las ceremonias antes del entierro, el entierro y el luto, cumplen con funciones que ayudan a los familiares del fallecido a enfrentar la pérdida: cada uno de estos eventos reitera, consolida, confirma personal y públicamente la muerte. Se activan redes de apoyo y se promueve la expresión de sentimientos que genera esta situación y el rol de la familia es más activo que en el pasado.
No se pierdan la segunda parte de este interesante artículo, en donde hablaremos del análisis de la realidad guatemalteca y su relación con la enfermedad y la muerte.