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Alta Flebología: mucho mas que cirugía de várices y piernas bonitas

La enfermedad venosa es un fenómeno sumamente complejo, por lo evidente de una de sus manifestaciones que son las várices, algunos profesionales poco versados en el tema han querido reducir y hacerle creer al público que eso es la Flebología: quitar, abladir o esclerosar várices en las piernas, pero no, esta enfermedad es una pandemia que afecta alrededor del 50% de la población adulta y que mal manejada puede llevar a complicaciones irreversibles e incluso, mortales.

Enfermedad venosa y enfermedad tromboembólica

En 1,851 Rudolph Virchow, padre de la medicina moderna, en su laboratorio del Hospital Charité de Berlín, Alemania, el mismo en que me formé, acuñó el término Embolia Pulmonar y determinó que consistía en la obstrucción de las arterias pulmonares por coágulos que se originaban en las venas de las partes altas de los muslos y la pelvis, que se desprendían y migraban hasta estas.

En 1,956 Robert May y Joseph Thurner
describieron cómo el 22% de los pacientes a los que les practicaron necropsias y que habían muerto por causas diversas, presentaban en la desembocadura de la vena ilíaca izquierda en la cava inferior, una obstrucción de parcial a total debido a unas callosidades causadas por el trauma continuo que ejercía la arteria ilíaca derecha al pulsar encima de la vena, estando atrás el cuerpo vertebral.

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Este fenómeno conocido cómo síndrome de May Thurner, es la causa de que 7 de cada 10 cuadros de trombosis venosa profunda ocurran en la extremidad izquierda. Sin embargo estas obstrucciones pueden ser derechas, bilaterales, únicas, múltiples y en la raíz de la cava inferior.

Muchos de estos trombos se desprenderán y causarán una embolia pulmonar.

Esta es a nivel mundial la 8va. causa de muerte en adultos, la primera causa
prevenible tanto de muerte intrahospitalaria, como de muerte postoperatoria.

Se calcula que en USA y Europa mata a unos 600,000 pacientes al año de todas las edades, aunque la incidencia es mayor en pacientes de edad avanzada, ¿por qué?

Hipertensión arterial e insuficiencia venosa

Hace unos años hice un gran descubrimiento y junto con el connotado Radiólogo Intervencionista Dr. Rodolfo Rosenberg, fuimos los primeros en el mundo en reportarlo en el 26 meeting anual del Foro Venoso Americano en New Orleans en el 2014.

Descubrí que de los pacientes que presentaban en el Doppler venoso un flujo inverso en las venas profundas altas de ambas extremidades, el 80% era hipertensos y 75% de estos, eran hipertensos mayores de 50 años de edad.

Desde hace mucho se sabe que uno de los efectos de la hipertensión, es que causa tortuosidad de arterias normalmente rectas.

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Lo que nadie había descrito, es que también puede suceder en la aorta abdominal y ya sea al manifestarse en esta o en las arterias ilíacas, el cambio de anatomía del vaso hace que se coloque encima de las venas que antes iban a la par y por un fenómeno similar al del síndrome de May Thurner obstruya ambas venas ilíacas.

Con estos datos y dado el fenómeno de que muchos pacientes pueden tener estas obstrucciones y el doppler venoso no detectar reflujo en las venas profundas, decidí ampliar mi estudio a todos los pacientes hipertensos independientemente de la edad, con cambios de insuficiencia venosa crónica (edema, cambios de coloración, eczema, lipodermatoesclerosis dolorosa o úlceras) en los tobillos y a pacientes mayores de 50 años no hipertensos como grupo control y tras 5 años de observación y casi 300 pacientes los datos (próximos a publicarse) son francamente inquietantes, pues el 100% de los pacientes hipertensos que tienen al menos edema en los tobillos, se observe o no reflujo en el Doppler, presentan una obstrucción de ambas iliacas o la raíz de la cava inferior, además de esto; la incidencia de trombosis venosa profunda es de casi 7 veces y la de tromboembolia pulmonar de casi 3 veces más, que la reportada para la población a nivel mundial.

Esto explica la alta incidencia de enfermedad venosa y tromboembólica en personas de la 3era edad y que no la sufrieron en la edad madura, que es cuando suele iniciar la misma.

Síntomas de insuficiencia venosa que no tienen nada que ver con la presencia de várices: insuficiencia venosa pélvica

Se calcula que alrededor de un 15% de las mujeres en edad fértil, además de varones en menor cantidad, personas de la tercera edad y niños de ambos sexos, pueden padecer esta desconcertante enfermedad.

Puede ser secundaria a las obstrucciones ya mencionadas (90% de los casos), a la insuficiencia de la vena ovárica izquierda ya sea por múltiples embarazos o por que la vena renal izquierda está pinzada entre la aorta abdominal y la arteria mesentérica superior o entre la aorta y la columna (síndrome de Cascanueces).

Puede cursar o no con várices en las extremidades, pero si están presentes, suelen presentarse como várices que se originan en la región perineal, glútea o perivulvar; éstas últimas suelen crecer mucho durante los embarazos.

Además, suelen haber várices que atraviesan los pliegues inguinales, en el monte de Venus y en la parte baja del abdomen.

Otras presentaciones comunes son insuficiencia aislada de la safena menor, enfermedad recidivante (pacientes que ya han sido operadas de las várices y estas vuelven a aparecer) y úlceras en el tobillo que no sanan.

También puede dar los siguientes síntomas:

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Dismenorrea y metrorragia: mucho dolor al menstruar y muchas veces más marcado en un lado del vientre (el izquierdo) hemorragias prolongadas y profusas.

Dolor pélvico crónico: dolor en el vientre bajo, que empeora con la menstruación.

Dispareunia: dolor al tener relaciones sexuales; síntoma que puede llegar incluso al sangrado vaginal, a la larga puede ser causa de divorcio y depresión crónica.

Lumbalgia: dolor de cintura baja. Este puede ser tan severo que incluso puede causar problemas de movilidad.

Dolor tipo ciática: este síntoma y el anterior suceden en ausencia de lesiones demostrables de la médula espinal o la columna lumbosacra.

Migraña: otro de nuestros descubrimientos.
Alrededor de 23% de los pacientes con Insuficiencia Venosa Pélvica, presentan migrañas de leves a severas no asociadas a la menstruación y que se curan tras tratar las lesiones venosas.

Colon Irritable: puede presentarse con estreñimiento o periodos de diarrea con mucho dolor de vientre.

Hemorroides

Vulvodinia: dolor vaginal al estar mucho tiempo sentada.

Disfunción del piso pélvico: se presenta con incontinencia urinaria o fecal sin causa aparente.

Infertilidad

Síndrome de vejiga dolorosa-cistitis

Intersticial: enfermedad considerada incurable por los Urólogos de todo el mundo, debido a no conocer su causa y que se presenta en su fase inicial como cuadros similares a infecciones urinarias (pero con cultivos negativos) que se dan con cierta regularidad y que puede progresar a un problema diario de poliuria (orinan más de 8 veces al día, hay pacientes que pueden orinar hasta 30 veces al día), nicturia (se levantan a orinar varias veces en la noche), urgencia, incontinencia de urgencia, tenesmo urinario (al terminar una sensación de que aun hay orina en la vejiga), disuria (dolor o disconfort al orinar).

Esto puede causar trastornos severos del sueño y acompañarse de fibromialgia. Puede ser una enfermedad sumamente incapacitante. En varones suele presentarse en la forma de prostatitis crónica.

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Junto con la investigación de la hipertensión como causa de insuficiencia venosa, presentamos el primer reporte mundial en que probamos que dicha enfermedad no era una enfermedad urológica, sino los síntomas urinarios de la Insuficiencia Venosa Pélvica y pronto publicaremos también los resultados de nuestra observación a largo plazo, comprobando que tratando las lesiones venosas, logramos la cura definitiva a mediano plazo (de 5 a 8 años) en alrededor del 93% de los pacientes y alivio significativo en otro 5%.

Así que si usted presenta una combinación de estos síntomas, en especial si tiene enfermedad varicosa con las características descritas y ya ha consultado con ginecólogos, urólogos, proctólogos, neurólogos, etc. y ninguno ha encontrado ninguna explicación, ni la ha curado, lo más probable es que padezca esta enfermedad y que la causa sea una obstrucción venosa.

Así mismo en personas de la tercera edad con edema de tobillos (toda vez se haya descartado enfermedad cardiaca, hepática, renal o tiroidea) cambios de coloración o úlceras que no sanan y en especial si son hipertensos, lo más probable es que se deba también, a una obstrucción y que estos síntomas además de lo molestos e incapacitantes que puedan llegar a ser, sean los signos tempranos de que en el futuro se pueda padecer y lastimosamente hasta morir de una tromboembolia pulmonar.

La buena noticia es que desde hace muchos años contamos en Guatemala con toda la tecnología y el conocimiento para diagnosticar y tratar las mismas, con muy buenos resultados, las intervenciones necesarias no son cirugías convencionales, sino cirugías endovasculares, es decir, por medio de cateterismos que se pueden realizar incluso de forma ambulatoria, regresando a la casa con una punción similar a la de una inyección el mismo día y a las actividades diarias, al día siguiente del procedimiento.

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