Con anterioridad se describió el concepto de empatía, alegría por el bienestar ajeno, algunas de sus aplicaciones prácticas en la existencia humana, y se realizó el cuestionamiento de que si la empatía consiste en la apreciación de la perspectiva de la posición en que se encuentra otra persona desde lo racional, emocional y conductual.
Es de considerar que la misma pueda existir no solo para situaciones difíciles y dolorosas, sino que, también se puede incluir como una manifestación máxima del ser empático, los momentos de ascenso, logro y triunfo de los demás.
Si desde la niñez se enseñara a las personas a percibir empatía ante los demás, no solamente por el dolor que sufren, sino por la comprensión de su alegría y su bienestar, los seres humanos podrían tener menos conflictos entre sí, buscarían de manera más frecuente el bien común y la tendencia a la envidia y los celos podrían disminuir.
En una ciudad del Japón, un maestro les enseña a sus alumnos, las materias tradicionales como ciencias y matemáticas entre otras, pero ellos poseen una especial, que les distingue y es la de aprender a pensar en los demás.
El maestro Kanamori, les enseña a sus alumnos que el objetivo del curso es ser feliz. Y les ayuda a que ellos mismos hagan contacto con sus propias emociones, que escriban cartas expresándolas.
Todos los días tres de los alumnos las leen en voz alta y de esta manera comparten sus sentimientos con los demás. Hablan acerca de temas del diario vivir, de sus duelos, de sus alegrías y de sus tristezas.
Como parte de un proceso catártico, de esta manera contagian y comparten los sentimientos de dolor y alegría con sus compañeros de aula y aprenden en clase lo que es la empatía. A la cual el profesor la define con la siguiente frase: “Deja que la gente viva en tu corazón. Cabe tanta gente como quieras”.
“El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio”. dramaturgo y poeta alemán, Goethe.
Es de inferir que esta especial materia además pone en ejercicio otras habilidades sociales, como el respeto y la tolerancia ante las diferencias, así como la práctica del pensamiento crítico. Y para que estos alumnos continúen con interés en ella y no se convierta en una mera rutina, con la monotonía que le suele acompañar, la creatividad juega un papel relevante.
Este maestro considera como una importante labor que estos alumnos aprendan a ser felices pensando en los demás. Los estimula e invita a que cada uno de ellos colabore en su crecimiento y fortalecimiento personal entre sí, les proporciona la oportunidad de expresar su personalidad individual y que aprendan a valorar la vida y a experimentar la alegría de vivirla.
A lo que podemos relacionar una frase del dramaturgo y poeta alemán, Goethe: “El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio”.
La felicidad de una persona activa una reacción en cadena que beneficia no sólo a sus amigos, sino a los amigos de sus amigos, y a los amigos de los amigos de sus amigos.
En datos de investigación publicados en la revista BMJ se encontró que el estado emocional puede depender de las experiencias emocionales de personas que ni siquiera se conocen, que están separadas en dos o tres grados.
Lo que significa, que la felicidad de una persona activa una reacción en cadena que beneficia no solo a sus amigos, sino a los amigos de sus amigos, y a los amigos de los amigos de sus amigos.
Se considera una aportación importante realizada por Wispé (1978), la importancia de incluir los estados emocionales “positivos” como un aspecto a contener en el concepto de empatía.
Estudiado de manera reciente por Royzman y Rozin (2006) y denominado symhedonia.
Sin embargo, es de apreciar que el sistema sociocultural actual, es moldeado en buena parte a partir de los patrones financieros, dentro de los cuales la competencia es la máxima que se establece dentro de las relaciones humanas, sustentada por la premisa de la escasez.
Es decir, lo que alguien tiene es algo que dejé de tener yo. Alex Jordan, doctor en psicología de la Universidad de Stanford, realiza un estudio sobre Facebook en el cual concluye que la observación del “éxito” o la felicidad de los demás miembros de la red social, pueden favorecer la depresión en los otros.
A lo que también refiere, que parece una costumbre el sobreestimar la felicidad ajena y que ya desde hace mucho tiempo, el escritor francés, Montesquieu lo supo plasmar en su siguiente expresión: “Si solo quisiéramos ser felices sería fácil; pero lo que queremos es ser más felices que los demás, lo que es generalmente difícil, pues pensamos que ellos son más felices de lo que en realidad son”.