Cada vez es más común escuchar sobre el rejuvenecimiento a través de una oxigenación adecuada, en la actualidad es un paradigma verse y sentirse joven, con vitalidad y fuerza, para cubrir las necesidades personales en un mundo muy competitivo y moderno.
Cómo es el proceso de envejecimiento
Al hablar de rejuvenecimiento implícitamente debemos entender cómo sucede la senescencia. El envejecimiento o senescencia es el proceso fatal que cada uno recorre desde el momento de nacer y que nos es común a todos.
Es el conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas que aparecen como consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos, que supone una disminución de la capacidad de adaptación en cada uno de los órganos, aparatos y sistemas, así como de la capacidad de respuesta a los agentes lesivos que inciden en el individuo. El envejecimiento de los organismos y particularmente el nuestro como especie humana, ha sido motivo de constantes investigaciones.
En las últimas décadas la esperanza de vida ha aumentado significativamente. Esto debido al éxito de las políticas de salud pública y del desarrollo socioeconómico, sobre todo de los países desarrollados. Esto supone un gran reto para toda sociedad ya que debe adaptarse a la nueva realidad de contar con gente cada vez mayor en un mundo muy competitivo. Con el envejecimiento, comienza una serie de procesos de deterioro paulatino de órganos y sus funciones asociadas. Muchas enfermedades, como ciertos tipos de demencia, enfermedades articulares, cardíacas y algunos tipos de cáncer han sido asociados al proceso de envejecimiento.
Según la OMS la esperanza promedio de vida al nacer es cercana a 70 años, es decir, ha aumentado 20 años desde 1,950 a la fecha; y se prevé que para 2,050 haya aumentado 10 años más. Esto significa que el número de personas de más de 60 años, que era alrededor de 600 millones en el año 2,000, llegará a casi millones en el 2,050.
Este aumento será más notable y rápido en los países desarrollados, en los que se prevé que la población de edad se cuadruplicará en los próximos 50 años. En América Latina la proporción del grupo clasificado como “personas de edad” aumentará del 8% al 15% entre 1,998 y 2,025.
Internacionalmente, en 1,984 se admitió por convenio, que anciano es toda persona mayor de 65 años, edad coincidente con la jubilación.
A esto agreguemos que la tasa de natalidad marca una notable estabilización con tendencia a la disminución, lo que hará que exista una inversión de la pirámide poblacional con los consiguientes problemas sociales y económicos. Esta alteración en la pirámide demográfica está empezando a repercutir en la estructura del sistema sanitario de países desarrollados.
Envejecemos porque las macromoléculas que componen nuestro organismo (ácidos nucleicos, proteínas y lípidos) van acumulando daños que van provocando su pérdida de función. Debido a estas alteraciones, el funcionamiento normal de las células se modifica, lo cual va a alterar a su vez el funcionamiento de los diferentes órganos. Nuestro organismo es un sistema dinámico, en estado de degradación y reparación permanente.
El envejecimiento corresponde a una ruptura de ese equilibrio, cuando la acumulación de daños sobrepasa la capacidad de reparación. En la ruptura del equilibrio dinámico, intervienen factores muy variados: influencias genéticas, comportamiento y ambientales que pueden afectar de manera positiva o negativa en cada lado de la balanza.
La acumulación de daño molecular y celular durante el envejecimiento se debe al menos a 3 fenómenos:
Radicales libres
Según la OMS la esperanza promedio de vida al nacer es cercana a 70 años, es decir, ha aumentado 20 años desde 1,950 a la fecha; y se prevé que para 2,050 haya aumentado 10 años más. Esto significa que el número de personas de más de 60 años, que era alrededor de 600 millones en el año 2,000, llegará a casi millones en el 2,050.
Este aumento será más notable y rápido en los países desarrollados, en los que se prevé que la población de edad se cuadruplicará en los próximos 50 años. En América Latina la proporción del grupo clasificado como “personas de edad” aumentará del 8% al 15% entre 1,998 y 2,025.
Internacionalmente, en 1,984 se admitió por convenio, que anciano es toda persona mayor de 65 años, edad coincidente con la jubilación.
A esto agreguemos que la tasa de natalidad marca una notable estabilización con tendencia a la disminución, lo que hará que exista una inversión de la pirámide poblacional con los consiguientes problemas sociales y económicos. Esta alteración en la pirámide demográfica está empezando a repercutir en la estructura del sistema sanitario de países desarrollados.
Envejecemos porque las macromoléculas que componen nuestro organismo (ácidos nucleicos, proteínas y lípidos) van acumulando daños que van provocando su pérdida de función. Debido a estas alteraciones, el funcionamiento normal de las células se modifica, lo cual va a alterar a su vez el funcionamiento de los diferentes órganos. Nuestro organismo es un sistema dinámico, en estado de degradación y reparación permanente.
El envejecimiento corresponde a una ruptura de ese equilibrio, cuando la acumulación de daños sobrepasa la capacidad de reparación. En la ruptura del equilibrio dinámico, intervienen factores muy variados: influencias genéticas, comportamiento y ambientales que pueden afectar de manera positiva o negativa en cada lado de la balanza.
La acumulación de daño molecular y celular durante el envejecimiento se debe al menos a 3 fenómenos:
Glicación
Los azúcares como la glucosa pueden reaccionar con los aminoácidos de las proteínas, así como con los ácidos nucleicos y los lípidos, en una reacción química relativamente lenta denominada glicación, en la que las células y sus productos sufren una degeneración “caramelizada” que disminuye su función. Si a esto se agrega el efecto de los radicales de oxígeno libre se crea un efecto sinérgico llamado glicoxidación implicado en muchas enfermedades de las personas mayores.
Telómeros
A diferencia de las células cancerosas, que se multiplican indefinidamente, las células normales de nuestro cuerpo tienen una capacidad proliferativa limitada, entre ellas los fibroblastos capaces de generar colágeno, células generadoras de hueso, etcétera.
Los telómeros son partes cortas que se encuentran en los extremos de los cromosomas que permiten su replicación completa y evitan que se fusionen entre sí. Estos telómeros se recortan en cada división celular porque el complejo ADN no puede replicar completamente los extremos de los cromosomas. Por ello, la longitud de los telómeros puede considerarse como un marcador de la historia proliferativa de la célula. Los telómeros de las células obtenidas en personas de edad avanzada son más cortos que los medidos en personas más jóvenes.
Cuando los telómeros alcanzan una talla crítica, se activa una respuesta de daño del ADN y se desencadena la apoptosis. La glucoxidación activa el acortamiento de los telómeros y por tanto el envejecimiento. Por tanto, el largo de los telómeros representaría una especie de reloj genético que determinaría el tiempo de vida de las células.
En estos tres fenómenos que motivan senescencia, el oxígeno que es nuestra fuente primaria de energía, al no tener los medios moleculares y celulares adecuados, no llega a ser el combustible que ocasiona la producción de energía y con ello el equilibrio degradación regeneración se pierde en la oxidación y muerte celular.
Los esfuerzos científicos para lograr el rejuvenecimiento van en dirección de conseguir la reparación celular incidiendo en los anteriores fenómenos.
Una de las alternativas científicas que ha adquirido mucho auge por sus promisorios resultados es la oxigenación hiperbárica (OHB). La OHB es el método no invasivo más potente para hacer llegar oxígeno a todas las células del cuerpo, incluso las que están poco irrigadas por los vasos capilares. El cuerpo se rellena totalmente de oxígeno, tanto en las células sanguíneas como en el líquido intersticial y los tejidos.
Además, la OHB incrementa el crecimiento de nuevos vasos capilares y la regeneración de los existentes. Estos vasos sanguíneos son los últimos en la cadena circulatoria del cuerpo humano y surten al organismo del oxígeno y los nutrientes que necesita para continuar viviendo, fundamental en los procesos de cicatrización y reparación de tejidos. Ocasiona proliferación de fibroblastos quienes producen colágena nueva y otras células de reparación como osteoblastos, entre otros.
Entre sus principales beneficios antienvejecimiento destacamos:
Antioxidante:
La OHB incrementa la actividad de la enzima Superoxidodismutasa (SOD), Glutation y Catalasa que son los principales antioxidantes endógenos de nuestro cuerpo y que nos protegen de los radicales de oxígeno libre.
Revascularización o angiogénesis: incrementa el crecimiento de nuevos vasos capilares y la regeneración.
Regeneración de huesos:
Con esta terapia, las células obtienen todo el oxígeno que requieren para la regeneración de los huesos que se hallen afectados por fracturas, envejecimiento, descalcificación o por infecciones causadas por agentes patógenos.
Cicatrización:
La mayor saturación de oxígeno en sangre ayuda a la regeneración de los tejidos dañados por quemaduras, cortes, infecciones o por enfermedades.
Desintoxicación:
Ayuda a eliminar otros gases y es por ello que es útil en el tratamiento de envenenamiento por gases tóxicos.
Estimulación de la producción de células madre:
Uno de los últimos y más impactantes descubrimientos de la Medicina Hiperbárica es su efecto en la producción de células madre. Investigadores han demostrado que la cantidad de células madre en la sangre de pacientes se veía multiplicada por ocho, después de OHB.
Medicina preventiva:
La OHB revierte el proceso de la escasez de oxígeno, consecuencia del envejecimiento. Luchamos así preventivamente contra la causa principal de una amplia variedad de enfermedades.
Durante mucho tiempo la Medicina Hiperbárica ha estado limitada a unas cuantas patologías; es hasta en la última década que se han hecho publicaciones científicas y se han descubierto aplicaciones muy efectivas y de efecto inmediato, en una serie de áreas ligadas al envejecimiento celular.