Aprender sobre la importancia de la calidad y cantidad de sueño en los niños, es parte de la escuela para padres, que, a lo largo de la vida, afecta para bien o para mal a todo el entorno en casa.
¿Qué es más importante, la calidad o la cantidad de sueño?
Debemos considerar que ambos aspectos son importantes y que uno no condiciona al otro, pues los niños pueden dormir por períodos muy largos, pero no necesariamente descansar, lo cual se refleja en cantidad, pero no en calidad de sueño, al no estarle brindando el descanso y recuperación que necesita luego de una larga jornada.
En cuanto a la calidad de sueño, está totalmente relacionada con el ambiente en que el niño se desenvuelve y descansa, así como sus hábitos de higiene. Actualmente con el uso casi permanente de la tecnología, es importante también considerar el tiempo que el niño pasa frente a un monitor o pantalla, ya que esto repercute directamente y, sin importar la edad, ya que desde bebes tienen contacto con las mismas, afectando no solo su sueño sino su salud en general.
Describimos a continuación algunas generalidades a ser tomadas en cuenta sobre este respecto:
- limitar el tiempo que pasan delante de pantallas
- que dejen de ver dispositivos provistos de pantalla al menos una hora antes de acostarse
- que los niños no tengan dispositivos provistos de pantalla en sus dormitorios
¿Cómo se sabe si un niño no está durmiendo bien?
A diferencia de los adultos, las manifestaciones de cansancio o falta de sueño en un niño pueden ser con hiperactividad, se vuelven antipáticos y manifiestan cambios de comportamiento extremos, no reflejando falta de energía o irritabilidad, como suele pasar con los adultos. Esto no permite a los padres o tutores, que identifiquen cuál es realmente el problema.
Las reacciones o actitudes que pueden enviar una alerta van a variar también de acuerdo con la edad y actividades que realice el niño.
¿Cuántas horas debe dormir un niño?
Existen promedios en cantidad de horas de sueño recomendadas de acuerdo con la edad de los niños, pero se debe tener claro, que ningún niño es igual a otro y sobre todo que las condiciones y hábitos de vida en cada familia son distintos, por lo que se deben tomar como una guía y adaptarla a la realidad del niño y su entorno, describimos a continuación los mismos:
Bebés de 6 a 12 meses
Un promedio de unas 14 horas de sueño en cada período de 24 horas, con dos o tres siestas en las horas de luz, de 30 minutos a 2 horas de duración cada una.
Niños de 1 a 3 años
La mayoría de los niños de 1 a 3 años duermen de 12 a 14 horas en cada período de 24 horas. Siguen realizando dos o tres siestas durante el día, sin embargo estas no deben ser forzadas, ya que también están dentro de una etapa de descubrimientos y nuevas actividades alrededor.
Preescolares (de 3 a 5 años)
En la etapa preescolar duermen unas 10 a 13 horas por la noche. Lo niños que duermen lo suficiente por la noche no necesariamente van a realizar una siesta durante el día. La siesta puede ser sustituida por una actividad compartida, que sirva para relajarse y estar más tranquilo.
Escolares y preadolescentes
Necesitan de 9 a 12 horas de sueño nocturno. Ya no les es tan fácil ir a la cama pues es una de las etapas más activas con las tareas escolares, prácticas deportivas y extracurriculares, así como los intereses por la tecnología y los distintos dispositivos con que comparten incluso con los amigos.
La falta de sueño puede hacer que los niños estén irritables o hiperactivos e impedir que presten atención en clase.
Adolescentes
Necesitan de 8 a 10 horas de sueño por la noche, pero una gran parte no las duermen. Es muy común encontrar en los adolescentes una falta o déficit de sueño de carácter crónico.
Rutinas para la hora de acostarse
Sin importar la edad que tenga su hijo, es indispensable establecer una rutina que se convierta en hábitos de vida, que no sea un conflicto en la familia, de manera que tanto el niño como los adultos la adapten de tal manera, que facilite y haga más agradable la convivencia y genere un ambiente saludable en todo sentido.
Los siguientes consejos pueden ayudar a los niños a tener un sueño nocturno reparador:
- Establecer un horario para acostarse y que no se convierta en una advertencia o sentencia para el niño, sino en algo más que todos practican en casa. Recordándose mutuamente, al menos dos horas antes, que la hora de ir a la cama ya está cerca.
- Un período de descanso o relajación durante el día es vital, ya sea a través de una siesta o una actividad más tranquila.
- Especialmente con los adolescentes debe manejarse de una forma dinámica, divertida, sin imposiciones, animándolos a que mantengan sus buenos hábitos para que siempre estén llenos de energía y buen ánimo para todo lo que hacen, especialmente con sus amigos.
Como en todo lo que se relaciona con el bienestar integral del ser humano, lo más importante es hacer todo desde la conciencia, tomando en cuenta que como padres llevamos una gran responsabilidad por delante, al estar formando a los adultos del mañana y, generar en ellos el amor y respeto por la vida, al cuidar de su salud y, un sueño de calidad es parte de esta.
