La falla cardiaca, llamada también insuficiencia cardiaca, es la afección del corazón en la cual este es incapaz de cumplir con su función básica, que es bombear sangre rica en oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo, para que puedan funcionar normalmente. La prevalencia de falla cardiaca en Latinoamérica se estima que es del 1-2% de la población total; en Guatemala estarían afectados de 170,000 a 340,000 personas.
¿Cuáles son los síntomas?
- Sensación de falta de aire al realizar un esfuerzo
- Cansancio
- Dificultad para respirar al acostarse
- Retención de líquido, evidenciándose especialmente en las piernas con edema (hinchazón), a nivel abdominal y a través de una exploración más a detalle, retención de líquido en los pulmones.
¿Cuándo se debe consultar al médico?
Se debe acudir a consulta médica cuando una persona note peor tolerancia a la actividad física habitual, así como notar datos de retención de líquidos en el cuerpo como hinchazón en piernas o abdomen.
Es importante resaltar que cuando hay aumento de peso en poco tiempo, incluso pudiendo ser de 2 a 3 libras en cuestión de 1 día, o de 4 a 5 libras en cuatro días, habitualmente esto no es secundario a aumento de peso por acumulación de tejido graso, cambios tan bruscos de aumento de peso se dan por retención de líquido en el cuerpo.
¿Cuáles son las causas?
Dentro de las causas principales podemos mencionar:
- Enfermedad de obstrucción de las arterias que llevan sangre al corazón (arterias coronarias) conocida como cardiopatía isquémica.
- Hipertensión Arterial mal controlada
- Afectaciones valvulares del corazón
Estas son las tres afecciones principales que pueden originar falla cardiaca.
También se describen como causas, problemas del ritmo cardiaco, infecciones virales que pueden afectar o inflamar el músculo cardiaco y, exposición a ciertos fármacos que pueden ser tóxicos para el corazón, como algunos quimioterápicos, o el consumo excesivo de alcohol.
Factores de riesgo
Conociendo las principales causas, podemos decir que son los habituales que promueven enfermedad cardiovascular.
Podemos dividirlos en modificables y no modificables.
Modificables:
- Colesterol o triglicéridos elevados
- Diabetes
- Hipertensión
- Sobrepeso
- Vida sedentaria
- Consumo de tabaco
No modificables:
- Tener más de 45 años
- Ser varón
- Ser mujer post menopaúsica
- Antecedente familiar genético
En edades menores de 55 años, o, en condición premenopáusicos en las mujeres dentro de ese rango de edad, es más frecuente en hombres; sin embargo, a partir de los 55 años los porcentajes de prevalencia en hombres y mujeres son muy similares.
¿Cómo se diagnóstica?
El diagnóstico se basa en la historia clínica, que es el relato de los síntomas por parte del paciente, sumado a los hallazgos que encontramos al momento de evaluarlo físicamente, respaldándonos con un ultrasonido de corazón o ecocardiograma, que ayuda a ver cómo está la fuerza de contracción en el corazón del paciente.
Tratamiento
Este se basa en fármacos que buscan inicialmente eliminar la retención de líquidos en el cuerpo; existen también una serie de fármacos que han demostrado ayudar a recuperar la fuerza del corazón. Adicionalmente, en algunos casos está indicada la colocación de dispositivos cardiacos (como el desfibrilador implantable) que han demostrado mejorar y prolongar la vida de los pacientes. Cada caso se trata por separado, son diferentes factores para tomar en cuenta, por lo que no podemos generalizar o establecer que hay un solo tratamiento para controlar la enfermedad.
Complicaciones
Las complicaciones predominantes son siempre de índole cardiovascular, los pacientes corren riesgo de hospitalizaciones repetidas por falla cardiaca, que es lo que precisamente luchamos por evitar a través de las directrices de la Unidad de Falla Cardiaca; por otro lado, también pueden sufrir de trastornos del ritmo cardiaco, lo que pone aún en mayor riesgo la vida de estos pacientes.
Los episodios repetidos de hospitalización por falla cardiaca, secundariamente afectan otros órganos vitales como: los riñones, que dependen de una buena perfusión (bombeo) para trabajar adecuadamente y lograr el equilibrio de líquidos en nuestro cuerpo; así como el hígado y los pulmones, estos últimos por el acumulo de líquido en los mismos.
Prevención
Llevar una vida saludable dese edades tempranas, esto idealmente desde niños, promoviendo una adecuada alimentación (baja en sodio, azúcares y grasas), actividad física rutinaria y un buen descanso diario, esto ayudará a retrasar los factores de riesgo prevenibles de esta enfermedad.
En el caso de los pacientes con factores de riesgo genéticos, lo ideal además de un estilo de vida saludable, son las revisiones tempranas con el médico.
En general, debemos tomar en cuenta que, muchos de los factores de riesgo son asintomáticos, por lo que, a partir de los 45 años, la recomendación es un chequeo anual con el médico, con vistas a detención temprana de problemas cardiovasculares.
Debemos tener presente que los problemas cardiovasculares, son la primera causa de muerte en el mundo.